miércoles, 6 de mayo de 2009

El Concejo permite extraer árboles de Newell's

Cancha de Newell's. Relación entre el predio del club y el parque


El quid de la cuestión no son unos cuantos árboles más, de los tantos que se han sacado, sino el uso del parque público.

Desde que se creó el Parque en 1900, enajenándose cerca del 50% del superficie, la situación de la ciudad ha cambiado, los habitantes se han multiplicado por diez, la vida se ha hecho más “pavimentada”, ya no hay condiciones para jugar en la vereda ni quedan muchos baldíos para jugar a la pelota.

La situación de los clubes en el parque también se ha modificado: de una cancha cercada por un alambre, con un galponcito, cada uno de los predios se agrandó a costa del parque circundante. Se pavimentó, se construyó, se cortaron los árboles que quedaban incluidos, y los que quedaban en las calles aledañas. (La única avenida curva bordeada de palmeras ha sido entresacada por el sólo hecho de no desviar un poco el recorrido de las múltiples entradas de vehículos)

Las calles del parque, que en otras ciudades del mundo se libran del tránsito por lo menos los domingos, cuando no todos los días, son aquí estacionamiento de los socios. Para no hablar del estacionamiento en los prados, y de la imposibilidad de usar el parque entero en días de partido.

Empecemos por preguntarnos si los habitantes de la ciudad deseamos seguir concesionando esos espacios (y los que están en la costa o en otros parques). ¿No sería bueno hacer una consulta pública? ¿Si los concesionáramos… cuánto querríamos cobrar? ¿Quién controlaría si en realidad se paga o no el canon? ¿Qué pasaría si no se pagara?

¿Si fuésemos a hablar de justicia, les corresponde a esos clubes quedar por ser los que estuvieron siempre? ¿Y a los otros clubes de la ciudad, no les merecerían beneficios iguales?

Tengo una amiga cuyo tío era miembro de la Secretaría de Hacienda municipal y a la vez era muy allegado a la comisión del club de fútbol. Les propuso venderles un terreno grande, en las afueras, para que construyesen un estadio más importante y liberaran el parque (estoy hablando de la década del ’30) su argumento era…”aprovechen porque se lo vendemos barato” pero el interlocutor tuvo un argumento más contundente: “más barato es gratis”.

Desde el 2001 hasta ahora mucha gente se borró de los clubes y no volvió. Basta pasar por los parques el domingo para ver cuanto se usan. Sabemos que la decisión de mudar los clubes es heroica pero por lo menos habría que considerarla. Y también habría que limitar el número de restoranes, bares, gimnasios y etcéteras que se extienden como manchas y además definen su propio diseño, plantan cualquier cosa alrededor, podan y hasta extraen los árboles de nuestro espacio público.

Club Provincial: un galponcito y un pequeño terreno