miércoles, 23 de mayo de 2007

LOS ARBOLADOS URBANOS SON PATRIMONIO PAISAJISTICO.


Los arbolados de la ciudad, plantados a fines del siglo XIX y principios del XX, constituyen conjuntos contundentes, a la vez de gran simplicidad y fuerza, de disposición geométrica afín a la cuadricula, y adaptados al clima local.

Año tras año se ve crecer el movimiento a favor de la protección del patrimonio arquitectónico y construido, a medida que la gente se va dando cuenta de que eso constituye realmente la historia viva de una ciudad. Sin embargo todavía no se valoran los conjuntos arbolados como patrimonio paisajístico.

Si se escuchan voces en defensa de los árboles, es desde el punto de vista de su aporte al ambiente en que vivimos, a la protección de radiaciones, a la creación de oxígeno, a la purificación el aire, a la disminución de la velocidad de las ráfagas, o a la sombra del verano que disminuye la temperatura en la ciudad. Por supuesto que estos no son aspectos despreciables, pero aquí vamos a señalar otra cosa: el paisaje.

Las entradas de las casas de campo en la Argentina, están determinadas por los árboles que las flanquean. La avenida de Champs Elisees, en Paris, el Lungo Tevere en Roma y tantas y tantas otras avenidas de las ciudades del mundo son impensables sin sus hileras de árboles. Lo mismo las calles de Mendoza.

El arbolado es muchas veces lo que presta carácter a un sitio y lo que le presta también continuidad en el tiempo mientras cambian otros elementos. El barrio de Belgrano en Buenos Aires, cuya edificación pasó de viviendas de dos o tres pisos a torres, ha mantenido su aspecto en aquellas calles que conservaron las grandes tipas. De la misma manera el bulevar Oroño de Rosario está determinado en gran medida por su arbolado. El reemplazo de las antiguas viviendas por edificios en altura, no ha podido romper su definición paisajística.

EN EL VIEJO ROSARIO Hasta casi el fin del siglo XIX no hubo árboles en las calles. Según Juan Álvarez comenta en su historia, solo se encontraban árboles en las plazas y estas no eran muchas. Sí los había en los centros de manzana: “ Cierto que la estrechez de las aceras admitía pocos árboles o ninguno, mas ese inconveniente se obvió un tanto con la flora de los fondos de las casas donde sobraba sitio para higueras, naranjos, jacarandaes y hasta ombúes, amen del habitual tendedero de ropa y gallinas(…)”

Para 1887 se trazó y plantó el bulevar Oroño (antes Argentino) que en casi toda su extensión quedó con retiro de jardín, árboles en ambas veredas y dos canteros centrales con arbustos y árboles varios, aunque con predominio de palmeras. El centro de la ciudad siguió seco y se fue consolidando con edificios de dos o tres plantas. Por afuera de 25 de Diciembre, Pellegrini, Presidente Roca y Catamarca, las edificaciones eran en promedio mas bajas y las veredas arboladas Allí había álamos, casuarinas, arces negundos, acacias, de lo que ya no queda nada.

LA MODA DEL PLATANO A principios del siglo XX llegó la moda del plátano, especie que despertó gran entusiasmo y con razón. Tanto que los paraísos de la Plaza de Mayo y los eucaliptos de la Plaza López se talaron para darles lugar. Desde entonces hasta ahora, por calles y avenidas, tanto en los bulevares de ronda como en los que unen el centro con los barrios, los plátanos constituyen la especie más numerosa, aunque no la única, en el arbolado de la ciudad.

El ritmo de plantación fue tremendo, y se creó el vivero municipal para cultivar los árboles que se iban a plantar. En pocos años las calles quedaron todas flanqueadas de plátanos, ailantos, paraísos, moreras y otros árboles caducos. Fueron apareciendo nuevas especies que dieron carácter a los diferentes barrios: catalpas y sóforas cerca del mercado de Abasto, naranjos amargos en el Saladillo, tipas en la costanera de Alberdi y en Avenida Francia, palos borrachos en la avenida Belgrano. Algunos de esos bulevares y avenidas tuvieron un cantero central, Rondeau con eucaliptos, Francia con palmeras, el último tramo de Avellaneda con plumerillos rosados y muchas de ellas estuvieron flanqueadas por plátanos como Oroño, Pellegrini, San Martín, Alberdi, Avellaneda, Salta, Junín, Godoy, Uriburu…

CARACTERISTICAS DE LOS ARBOLADOS PLANTADOS DESDE PRINCIPIOS DE SIGLO HASTA1950 Los árboles elegidos para las veredas fueron en general de hojas caducas. Esto significa una adaptación al clima pues la copa deja pasar la luz del sol en invierno y no en verano. Sólo en algunas avenidas se plantaron tipas y jacarandaes, tardíamente caducos, lo cual no tiene importancia en vías anchas.

Los árboles fueron de gran porte, o de porte mediano, no hubo árboles pequeños. Estos tamaños establecen la relación entre la escala del peatón y la de los edificios. Marcan una dimensión adecuada a la ciudad para ese tubo de circulación que se crea a partir del plano del piso y con

las copas por techo. Los troncos marcan una división virtual entre la circulación de peatones y de vehículos. Cualquiera de las especies utilizadas permite levantar el comienzo de la copa a cuatro o cinco metros, más de dos veces la altura del peatón para que no sea un túnel opresivo.

Esta bóveda, que permite con holgura la circulación de camiones y colectivos, y que se ubiquen por debajo las luminarias, carteles, cables, se continua a lo largo de varias cuadras formando como una inmensa catedral verde. En verano el techo es mas denso, pero en invierno las ramas lo mismo determinan un techo virtual, determinan el espacio de la calle.

Al usar ejemplares de la misma especie, se crea una unidad por la repetición. Pero a la vez el árbol como elemento natural, tiene una leve diferencia entre ejemplares, ramas, hojas, de modo que hay sutiles diferencias. Estas diferencias producen un detalle visual muy rico. Las copas integras no se ven sino desde afuera del túnel, y a cada acercamiento, aparece una trama interesante. Por eso no resulta monótona la repetición sino que forma un conjunto de un efecto muy potente, un conjunto rítmico con elementos a la vez iguales y diferentes.

Al usar una especie en cada área y diseños especiales en las avenidas, se consigue una variedad entre los sectores, y la identidad en cada uno. Porque cada especie tiene una forma específica de ramificación, que le presta su forma al árbol, un tamaño de hoja, una textura diferente, un color propio, una corteza característica, por no hablar de las flores si son conspicuas o de los frutos. Se presenta una variación de color en el otoño cuando las hojas se preparan para caer, y se produce un contraste entre ejemplares y entre hojas más o menos maduras.

Por esa razón los arbolados urbanos no pueden tratarse sino en conjunto. No se pueden podar árboles aislados, subir copas, etc, pues se pierde la unidad. Solo en caso de accidente, enfermedad o interferencia puntual resulta sensato intervenir.

A veces ocurre que los funcionarios permiten al frentista retocar un árbol de una cuadra sin reparar en el entorno. Imagínense si cada árbol de Champs Elisees sufriera el tratamiento descomedido del que tiene su negocio delante. Uno en forma de bola para hacer juego con los ornamentos de la fachada, otro plano porque el tío tenía un viñedo y así los recortaba, otro en forma vertical como en el parque cercano…y así siguiendo. ¿Creen que en París permitirían que cada uno haga lo que quiera? Pero acá sí: se permite el tratamiento de los ejemplares simplemente porque el frentista lo ha pedido, sin considerar el daño al conjunto y sin considerar que los árboles son de todos y no de cada uno, no importa quien viva delante o siquiera quien los haya plantado…

El gobierno municipal tiene el deber de proteger nuestro patrimonio, la belleza de esos túneles verdes y frescos, que hacen a la identidad paisajística de la ciudad.

Recuerden los vecinos que piden podas habituales, que los árboles saben como crecer solos sin que el hombre los toque. Que para todas las funciones que el árbol cumple en la ciudad es bueno que las copas sean extensas y la superficie foliar grande. Y que los árboles podados son más peligrosos que los sanos porque la poda de grandes ramas favorece la podredumbre. Eso sí, las raíces tampoco deben tocarse y hay que repetarlas cuando se hacen las zanjas así como se respetan los caños de agua o gas. Por esa razón AMIGOS DEL ARBOL ha enviado al Concejo dos proyectos de Ordenanza una para que no se corten las raíces mayores a tres centímetros y se multe a las empresas que lo hagan y otra para que se destine una oficina municipal para diseñar la calle y la vereda de manera que los servicios públicos sumen entre sí, en vez de molestarse unos a otros.


1 comentario:

OMARRM dijo...

hola muchachos,comoestan?soy Omar de la provincia de San Miguel de Tucuman Argentina.les cuento q estoy realizando un proyecto de arbolado en la zona donde vivo,se me esta haciendo muy dificil por le hecho de que a la gente paresiera ser que no le gustan los arboles(terminan rompiendomelos o robandolos).Igualmente no me dare por vencido espero que ustedes sigan asi y que cada vez con mas fuerza.bueno...les dejo un abrazo,exelente su pagina.Les dejo mi mail por si quieren comunicarse o para contactarnos.mi mail es orm248@hotmail.com GRACIAS.